La verdad es que cuando me pongo a ver un rato la tele, casi prefiero ocuparme de hacer cualquier cosa durante los anuncios, porque quedarme a verlos suele conllevar una mezcla entre estupefacción y cabreo.
Y básicamente es lo que ha ocurrido hace unos días. Podría comentar miles de anuncios, pero me quedo con el que me ha quedado muerta:
Paté de jamón York. El metaprocesado
Con 2 eggs. Y es que esto es rizar el rizo. Hacer un alimento procesado cuya materia prima es un alimento ya de por sí procesado (el jamón York es un derivado cárnico, no una carne fresca, no nos olvidemos).
Y yo me pregunto.. ¿Poner directamente el jamón york en el bocadillo es una locura?
También se podría elegir cualquier otra opción para almuerzos y meriendas, que las hay, y mucho más saludables. Si queréis ampliar este tema, podéis echar un ojo a este artículo escrito en el Norte de Castilla por mi compañera Eva Castro Díaz.
Volviendo al tema principal, me picó la curiosidad y he ido a consultar la información nutricional. Con suerte, la página de La Piara viene con ella. Se puede consultar en este enlace.
Empezamos con la publicidad que podemos encontrar en su página web. Vale, sé que me lo tienen que vender, y me parece perfecto que sepan hacer su trabajo, pero es que me da la risa con las propiedades que resaltan:
Lo primero,
- ¿Rico en proteínas? La cantidad de proteína por 100 g son 8.7 gramos. La cantidad de proteína por 100 g de pechuga de pollo son 23.1 g (podéis consultarlo en la página de la BEDCA (Base de Datos Española de Composición de Alimentos).
- ¿Bajo en grasa? La cantidad de grasa por 100 g de producto son 11 g. La cantidad de grasa por 100 g de pechuga de pollo son 1.2 g.
¿Y si miramos la cantidad de sal? 1700 mg por cada 100 g de producto. Por seguir con la comparativa con la pechuga de pollo, 100 g son aportan 65 mg ¡¡25 veces más!!
¿Y la cantidad de vitaminas, minerales, fibra…? missing
Por supuesto todo esto no se nombra. Y realmente en lo que se centra la publi (bajo contenido en grasa, alto contenido en proteínas) no es lo más importante.
¿Por qué?
La alimentación actual cubre (de sobra) la cantidad de proteína que necesitamos. Y más que tener en cuenta la cantidad de grasa que se toma, es recomendable fijarse en el tipo de grasa que se escoge (preferencia por ácidos grasos insaturados aportados por alimentos como aceite de oliva, frutos secos o pescado azul). Aunque las nueces contengan mayor contenido graso, siempre son mejor opción que un producto hiperprocesado tan rico en sal y con tan bajo perfil nutricional.
Para terminar, es necesario tener siempre presente que el objetivo de la publicidad es vender y generar nuevas necesidades, no aconsejarnos ni preocuparse por nuestra alimentación. Y lo hacen muy bien, eso hay que reconocérselo.
Así que como responsables de nuestra alimentación, quedamos nosotros mismos. Intentad siempre que podáis, escoger alimentos frescos y que consten de pocos ingredientes (por ejemplo: 1 plátano – 1 ingrediente) a la hora de planificar las meriendas o almuerzos (en este caso).
Si queréis echar un vistazo, un esquema que os puede ayudar a esto, y en general, a elegir los alimentos en el supermercado es éste realizado por Griselda Herrero de Norte Salud 😉
Rocío Diago Ortega
Dietista – Nutricionista de DcienciaSalud